La moqueta nupcial para ceremonias religiosas o civiles sigue su tendencia al alza y eso se nota en el incremento de pedidos que seguimos experimentando, pero aparte de las cifras, hoy queremos seguir recomendando a todas aquellas parejas que quieren casarse aquellos lugares que creemos son especialmente bellos y diferentes por su singularidad para que celebren su boda.
En la comarca que rodea a Ontinyent existen varios espacios que merece la pena destacar para aquellas parejas que buscan una luna de miel discreta sin ceremonias demasiado suntuosas ni bulliciosas. Entre estos lugares tenemos, EL POU CLAR, LA ERMITA DE SAN ESTEVE, FUENTE DE GAMELLONS y FUSET. Entre estos cuatro lugares nos quedamos con la Ermita de Sant Esteve que es una iglesia de finales del s.XVII situada en la Serra Grossa, un lugar donde se pueden hacer ceremonias sencillas y discretas, pero sobre todo donde podréis haceros excelentes reportajes fotográficos sin olvidar colocar antes unos metros de moqueta en su escalinata que da acceso a un edificio que muestra sus muros desnudos con un aspecto rústico, ya que antiguamente estaban blanqueados.
En su interior encontramos una estupenda cubierta a dos aguas de teja árabe y una vez dentro sobre el altar, encontramos el presbiterio, hay un retablo formando una capillita en el centro del cual se conserva la imagen de "El Santet", como se lo conoce popularmente a San Esteban.
Tras una sencilla y emotiva ceremonia en la más estricta intimidad podréis disfrutar de uno de los mejores atardeceres y de un entorno natural inigualable. Sin alejarnos mucho y tras la boda podréis visitar el entorno natural de Pou Clar, un entorno fluvial donde podréis bañaros y haceros las fotos más espectaculares rodeados de frondosos arbustos.
Con estas vistas podréis posar y haceros la mejor colección de instantáneas para que el álbum de vuestra boda sea de un estilo natural.
En definitiva, esta propuesta se aleja de la tradicional moqueta y el confeti de las fiestas despampanantes que estamos acostumbrados a ver en la gran ciudad, a veces con ese glamour tan artificial y manido de las bodas.
